martes, 31 de marzo de 2009


La importancia de la donación de sangre

La sangre es un recurso vital e irremplazable que sólo se obtiene a través de la donación. En nuestro país, predomina la donación por reposición y sólo una de cada diez personas la practica en forma
voluntaria y regular.


Una investigación reciente realizada por la consultora TNS Gallup (2008), reveló que la donación voluntaria y regular de sangre no es una práctica común entre los argentinos. Del 40 % que declaró haber donado sangre alguna vez en su vida, sólo el 17 % reconoció hacerlo de manera habitual y voluntaria, mientras que el resto de los donantes aseguró haberlo hecho para cubrir o reponer la demanda puntual de algún pariente o conocido.

Los expertos sostienen que la sangre más segura es la que aportan quienes lo hacen de manera voluntaria. Estas personas gozan de buen estado de salud ya que su cuidado está relacionado con el compromiso social que asumen al donar sangre y no sienten la presión de la demanda de un familiar o amigo que necesita ser transfundido o sometido a una intervencón quirúrgica. Sin embargo, según declara Margarita Chudoba, coordinadora del Programa Sangre Fundaleu "menos del 10 % de la sangre a ser transfundida en nuestro país es producto de la donación voluntaria y reiterada."

Los donantes regulares constituyen una fuente confiable y sostenida para atender las diversas demandas del sistema sanitario.


Requisitos para donar sangre:


*Gozar de buena salud.

*Tener entre 18 y 65 años de edad.

*Pesar más de 50 kg.

*No padecer enfermedades que sean transmitidas por sangre.

*No haber tenido relaciones sexuales con parejas ocasionales.

*No consumir drogas endovenosas.

*No haberse realizado tatuajes, perforaciones o escarificaciones cutáneas en el último año.


Resulta imperioso sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de donar sangre de forma repetida, anónima, por propia voluntad, sin otra motivación que la de ayudar al prójimo y salvar su vida.

sábado, 28 de febrero de 2009


Hazaña de un argentino en la lucha contra la ceguera en África
En Camerún, logró reducir casi el 80% de los casos de tracoma, una infección epidémica


Hasta el año último, en Kolofata, una región del norte de Camerún lindante con Chad y Nigeria, en la que habitan 118.617 personas, el 95% de las cuales son iletradas, uno de cada tres chicos sufría de tracoma, infección que se manifiesta inicialmente como una conjuntivitis, pero que sin tratamiento produce una grave irritación en los párpados, ulceraciones oculares y cicatrices que pueden conducir a la ceguera.

Hoy puede decirse que gracias a la tarea denodada de un argentino, el bioquímico Pablo Goldschmidt, esa cifra acaba de reducirse casi un 80%, según una evaluación realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Salud del lugar.

"Los resultados de este proyecto de tratamientos de masas en situaciones de miseria extrema son inesperados -cuenta Goldschmidt, que reside desde hace 29 años en París y está de paso por Buenos Aires-. Los expertos de la OMS quedaron impresionados porque, con una sola visita a los pueblos, el tratamiento de todos los chicos y la educación a las mujeres y las nenas para mejorar la higiene, la prevalencia de infecciones que producen ceguera bajó casi 80%. Se esperaba un descenso del 15 al 25%."
El investigador argentino (que en nuestro país se recibió también de bioquímico y psicólogo entre los 21 y los 24 años) trabaja en el Centre National des Quinze-Vingts, el hospital nacional de oftalmología de la capital francesa . Allí recibió el pedido de ayuda de las autoridades de Kolofata, un lugar en el que no existen ni electricidad ni cloacas ni agua corriente.

Hacía falta alguien que organizara la campaña de detección de tracoma y consiguiera el dinero para los tratamientos, los camiones, las motos y los enfermeros. Goldschmidt lo hizo, pero además desarrolló una formulación en gotas del medicamento empleado (la azitromicina), que evitó su desvío a los burdeles (donde se lo utiliza para tratar enfermedades venéreas, como la gonorrea y la sífilis). Esta nueva presentación, asimismo, resultó mucho más económica que la tradicional, en pastillas: 90 centavos la dosis frente a cuatro dólares.
La tarea, por supuesto, no fue fácil. Tuvo que volar hasta Chad y atravesar campos minados para llegar a Kolofata, donde comandó un pequeño "ejército" de 250 agentes comunitarios que colocaban las gotas a todos los integrantes de la familia, puerta a puerta, desde el amanecer hasta el anochecer.

"Construir y mantener letrinas; darles jabón a las mamás y enseñarles a usarlo para que laven las manos y las caritas de los chicos una vez por día, porque la gente que tiene tracoma no sabe lo que es el jabón. Sólo con esto, el tracoma ya disminuye a la mitad. Y si baja el tracoma, también disminuyen la polio y la lepra... Pero a nadie parece importarle...", aseguró Goldschmidt.



La única reflexión que puedo hacer con respecto a este tema es que es una lastima que muy poca gente se entere del gran ejemplo argentino que exportamos. Personalmente a Pablo Goldschmidt lo conocí a través de una nota en la sección "Ciencia y Salud" de un renombrado diario. Debería haber estado publicado en millones de lugares para dar a conocer a esta persona.

Vivimos criticando a nuestro país y diciendo que los argentinos somos vagos y chantas y que lo único que nos importa es la plata. Probablemente este hombre haya dejado mucho aquí en la Argentina y se haya sacrificado mucho trabajando y estudiando a cambio de poco (a comparación de lo que tendría que recibir). Calculo que su mayor satisfacción es poder ayudar y recibir la gratificación de hacer algo por el otro. ¡Felicitaciones a todas aquellas personas que sacrifican día a día cuestiones personales por brindar su servicio a los demás!